Se cumplen dos semanas desde que las trabajadoras y trabajadores de TextilCom decidieron tomar la plata en Catamarca para evitar su vaciamiento. Movimientos extraños en la planta alertaron del plan de Carlos Vilariño de cerrar la fábrica y llevarse la maquinaria y el stock, como ocurrió en La Rioja. Desde entonces, el reclamo por los 134 puestos de trabajo tuvo una importante difusión y generó solidaridad por ser una postal de cómo los empresarios descargan la crisis sobre los trabajadores.