¿Sabías que en las emergencias médicas y las catástrofes se utiliza un método denominado triage? La palabra en francés significa “clasificar”. ¿Y qué se clasifica? El estado de gravedad de las personas involucradas mediante un color. Por ejemplo, el color negro será para un fallecido; el color rojo, para aquel que necesita atención inmediata; y el color amarillo, para aquel que puede esperar al menos una hora para ser atendido.
Este método ayuda a los profesionales a ordenarse. ¿Por qué? Porque les permite priorizar la atención de sus pacientes. Ahora, para implementarlo, es preciso que todo el equipo conozca el objetivo. Es decir, que sepan qué es lo que esperan de ellos. Se trata de un recurso del campo de la psicología para poner un poco de orden en el caos.
De igual forma, todos deberíamos determinar la urgencia de cada actividad que realizamos en la vida cotidiana. Actualmente la mayoría de nosotros tiene más de una tarea a realizar; pero no todas tienen la misma importancia. Es por ello que es fundamental aprender a priorizar para no acabar estresados o con nuestra salud afectada.
¿Y cómo se hace para priorizar?, tal vez preguntes. El primer paso es tener claro que no todo lo que llevamos a cabo es urgente. Pero a veces tratamos cada actividad como si lo fuera, lo cual hace que todo nos consuma la misma cantidad de tiempo y esfuerzo.
Estas son cuatro preguntas que haríamos bien en hacernos para ordenarnos:
a. ¿Qué es lo que tengo que hacer ya?
b. ¿Qué es lo que tengo que hacer en las siguientes cinco horas?
c. ¿Qué es lo que puede esperar?
d. ¿Qué es lo que puedo delegar en otra persona?
Planificar es la clave para dar respuesta a estos interrogantes, lo cual implica determinar la manera en la que emplearemos nuestro tiempo. Incluso, si ya estamos jubilados, necesitamos tomar esta decisión, ya que, al haber estado siempre ocupados, es posible experimentar ansiedad y depresión. Es importante activar el deseo de ocupar el tiempo en cosas que uno disfruta.
A la mayoría de la gente, le resulta difícil establecer sus prioridades porque no hay un objetivo claro; es decir, hábitos sanos que sirven para seleccionar las tareas. También porque muchos tienen la creencia de que "todo lo pueden", lo cual suele conducir al desorden. ¡Nadie es omnipotente!
Aquellos que somos muy activos, precisamos practicar el hacer un alto para darnos cuenta cuándo estamos en nuestro margen.
Esto quiere decir que hemos alcanzado el punto donde sí o sí tenemos que detenernos y descansar. Muchos lo pasan por alto y siguen adelante, y luego sufren las consecuencias. El orden en todas las áreas nos facilita la vida.
Todos, aunque no seamos conscientes, necesitamos ordenar nuestro trabajo, nuestra alimentación, nuestra casa externa (el hogar) e interna (las emociones) y nuestras relaciones interpersonales. Para usar los recursos infinitos que todos poseemos, hay que reconocerlos y saber dónde se encuentran. Solo así podemos multiplicarlos a nuestro favor.



















