Todos enfrentamos problemas en algún momento, pero mucha gente desarrolla el hábito de quejarse y culpar a algo o alguien por ello. ¿Por qué actúan así? Porque no han aprendido a liderar su propia mente. Esto quiere decir que no saben gestionar sus pensamientos y permiten que cualquier idea entre en su cabeza.
Colaboración Especial
Hoy en día son tantos los estímulos externos que recibimos, que estamos constantemente distraídos, pero de manera negativa. Por esa causa, somos testigos del aumento de afecciones como el estrés, la ansiedad y el pánico, independientemente de la edad. Cualquier pensamiento enseguida hace que nos distraigamos. Por ejemplo, quienes sienten que no les han dedicado suficiente tiempo a sus seres amados han sido presas de distracciones negativas.
También les sucede a muchos que les dan vuelta a los mismos pensamientos en su mente durante todo el día, “rumian” una misma idea. En algunos casos, incluso, les consultan su opinión a los demás porque no consiguen tener claridad mental. Analizar todo y a todos, sin llegar a ninguna conclusión, no es sinónimo de pensar sino de rumiar.
Ahora bien, después de todo lo dicho, ¿cómo hacemos para aprender a liderar nuestra propia mente? Básicamente creando estos tres espacios mentales diferentes:
a. Cero pensamiento
A veces, necesitamos no pensar en nada. Por lo general, al principio nos cuesta hacerlo, pero practicar la relajación puede ayudarnos a tal fin. Mucha gente vive todo el tiempo tensionada y nunca logra relajarse. Lo ideal es separar un tiempo cada día para sentarnos tranquilos y a solas. Es en esos momentos donde no hay pensamiento en los que surgen ideas creativas y las soluciones que estamos necesitando. Una aclaración importante: no pensar en nada no significa mirar el celular, sino “colgarnos” por completo. Nuestra mente requiere tiempo para aquietarse a diario.
b. Distracción creativa
Aquí nos referimos a pensar, pero manteniéndonos relajados. De esta forma, podemos analizar lo que sucede a nuestro alrededor. No se trata de contarles a los demás lo que nos pasó, lo cual podría producir emociones negativas, sino de lograr “pensar bien” en un estado de relajación. Como mencioné, las ideas más brillantes aparecen de pronto, sin que las busquemos. Por ejemplo, cuando nos estamos bañando o estamos haciendo ejercicio. Bernardo Hussey, el médico argentino que fue Premio Nobel de fisiología, dicen que se sentaba en su sillón, se relajaba y pasaba tiempo pensando durante una hora. En esos momentos, le surgían las ideas para sus investigaciones.
c. Atención plena
En último lugar, en ocasiones, precisamos practicar la atención plena. Así conseguimos enfocarnos totalmente en algo o en alguien. Esta es la famosa técnica que hoy suele usarse y se llama mindfulness. Cuando uno está ocupado en algo, como por ejemplo en una reunión laboral, no puede distraerse; tiene que dedicarle toda su atención a esa actividad.
Cuando aprendemos a liderar nuestra mente, somos capaces de enfrentar y superar cualquier dificultad.



















