Y se sentó unos segundos dejando caer sus brazos junto con su cabeza...
Fue una reacción reflejo frente al cansancio que hace mella hasta en los más persistentes. No fueron más que unos dos escasos minutos antes de volver a ponerse en pie, asirse sus elementos de trabajo y proseguir con la tarea. Eran las 11 de la mañana de una nueva jornada que continuaría hasta solo Dios sabe qué hora. “El que sigue”, dijo en alta voz y alguien dio los pasos hacia el banquillo que más temprano que tarde acusaría la verdad que se resume en una sola palabra: “positivo” o “negativo”.
La escena precedente no sale de ninguna novela o relato de fantasía. Es la cruda realidad testimoniada que se vuelve palabra y que conmueve.
Los últimos días han sido mucho más intensos en estos contextos pero la verdad es que el agotamiento se viene acumulando desde más allá de marzo del 2020.
Este gesto que conmueve se repite en muchos otros escenarios donde el personal de salud redobla los esfuerzos para combatir al covid19, vacunando, hisopando, informando, investigando.
Es aquí cuando debemos comprender que en realidad los esfuerzos deben ser parejos, en conjunto, y esto nos obliga a todos a colaborar con el personal de salud. ¿De qué modo? Cumpliendo con las medidas que nos piden, a conciencia, esas harta repetidas pero que aun así parecen no mellar a tantos que con sus actitudes de irresponsabilidad social se ríen de los esfuerzos de los médicos, enfermeros, asistentes sanitarios, y tantos otros que se encolumnan en el frente de batalla. Se ríen, hasta que el llanto ocupe el lugar ante la desgracia del familiar o amigo que no pudo vencer al virus despiadado.
Mientras tanto, en la fila que espera y avanza de a ratos hacia destino, las sensaciones carcomen el pensamiento. Se elucubran hipótesis, se combate la desesperanza, se batalla contra la incertidumbre, se disimulan los nervios, se presagian escenarios, se piensa en los íntimos…, mientras se espera la verdad, cuantas veces implacable.
Hay hastío de sobra en el personal de salud y falta sensibilidad social.
Esta escena que motivó la reflexión puede ser evitada si todos sumamos esfuerzos en positivo, haciendo caso a las normas vigentes y respetando protocolos, eso que tanto se recalca día a día desde el Hospital, a través de APS Municipal, en los CIC, en las salas barriales, en las campañas informativas, a través de discursos y mensajes de referentes políticos, sociales, deportivos, emprendedores, trabajadores rurales y cuanto pueda sumar una voz orientada a la toma de conciencia.
Eso es lo que nos falta Goya: tomar conciencia de la realidad que nos aqueja y juntos actuar como se debe y se espera de toda sociedad comprometida con su futuro.