La Casa Blanca busca proyectar el mensaje de que los acuerdos con diversos países están avanzando, incluyendo tras la visita de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y con la noticia de las conversaciones con China.
A una semana desde que Estados Unidos anunció una tregua parcial a los aranceles impuestos a sus socios comerciales, excepto a China, Donald Trump intensifica los contactos con la intención de poder dar por cerrada la negociación para el próximo mes.
La Casa Blanca buscó proyectar esta semana el mensaje de que los acuerdos comerciales con diversos países están avanzando, incluyendo tras la visita de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni , y con la noticia –dada por el propio Trump- de que Washigton ya está en conversaciones con Pekín.
Sin embargo, el presidente estadounidense mostró su nerviosismo pidiendo que se despida al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, después de que el líder económico hiciera sonar las alarmas sobre las aranceles, alertando que causarán un aumento de la inflación y disminuirán el crecimiento económico.
Incertidumbre sobre los acuerdos de Trump
Kevin Hasset, director del Consejo Económico de la Casa Blanca, aseguró el viernes que el Gobierno está negociando más de 15 acuerdos comerciales, pero no entró en detalles sobre los países involucrados ni quiso dar más información sobre las negociaciones con China.
Por su parte, Trump aseguró que está hablando con representantes chinos con el objetivo de llegar a un acuerdo con Pekín en las próximas semanas, pero tampoco quiso precisar quiénes son los funcionarios implicados o si ha conversado con su homólogo, Xi Jinping.
La visita de Meloni sirvió para reforzar los lazos con uno de los integrantes del bloque económico europeo y este viernes ambos países adelantaron que Trump planea una visita a Italia en el "futuro cercano", donde también podría reunirse con líderes de la Unión Europea (UE).
Aranceles portuarios para China
El líder republicano aumentó la presión al imponer ayer jueves aranceles a los buques construidos y operados por China que lleguen a puertos de Estados Unidos, una medida criticada por Pekín como "errónea" y ante la que afirmó que tomará las "medidas necesarias".
Washington justificó la decisión criticando el "dominio chino" y acusando al gigante asiático de haber llevado a cabo una estrategia cada vez más agresiva y específica dirigida a estos sectores, perjudicando a las empresas, trabajadores y a la economía estadounidense.
Los aranceles se cobrarán por cada viaje y los dueños de los buques podrán ser eximidos si muestran que realizaron un pedido de construcción naval en Estados Unidos. Por su parte, Pekín mostró su rechazo a estos aranceles, argumentando que son perjudiciales "para todo el mundo".
"Hacen subir los costos del transporte marítimo global, perturban la estabilidad de la cadena de suministro global y hacen aumentar la presión inflacionaria en Estados Unidos", señaló el portavoz de Exteriores, Lin Jian. .