En una entrevista con FM Norte, Luis Alberto Camera, médico experto en el dengue en Corrientes, explica cómo la falta de depredadores como gorriones, libélulas y sapos ha contribuido al aumento de los casos de dengue en la región y plantea la necesidad de tomar medidas para controlar la población de mosquitos.
En una entrevista con FM Norte, Luis Alberto Camera, reconocido experto en el dengue en Corrientes, ha destacado la preocupante relación entre la desaparición de depredadores naturales y la proliferación del mosquito del dengue en la región. Según Camera, la falta de gorriones, libélulas y sapos en los entornos urbanos ha creado un escenario propicio para que el mosquito encuentre un hábitat favorable y se reproduzca sin control.
Camera explica que los gorriones, conocidos por su apetito voraz de mosquitos, han desaparecido en Buenos Aires, mientras que la ausencia de libélulas ha llevado a una disminución en la depredación de las larvas de mosquitos. Además, la falta de sapos, que se alimentan de mosquitos y sus larvas, ha permitido que la población de mosquitos se multiplique sin obstáculos.
Esto ha llevado a un aumento significativo en los casos de dengue en Corrientes, con una forma más grave de la enfermedad que pone en riesgo la salud de la población. Camera advierte que las medidas actuales, como la fumigación, no son suficientes debido a la adaptación del mosquito a las condiciones urbanas y la falta de depredadores naturales.
Ante esta situación, Camera enfatiza la importancia de tomar medidas más efectivas para controlar la población de mosquitos, como la eliminación de criaderos de agua estancada y la promoción de la presencia de depredadores naturales en los entornos urbanos. Además, destaca la necesidad de una vacunación segmentada en las zonas donde el mosquito puede haber quedado como reservorio del virus.
LOS SINTOMAS
Sobre la enfermedad comentó: “Cuando ingresa el dengue en el organismo, después de algunos días de la picadura aparece fiebre, que primero es de poca importancia a fiebre elevada, asociado a eso hay dolores de cabeza muy intensos, dolores en el cuerpo, por eso se llama enfermedad quebranta huesos, los mùsculos duelen mucho, la persona no puede caminar, les cuesta levantarse de la cama, si se van por una escalera quedan casi paralizados. Después viene la segunda fase que puede ser más complicada. Luego de 72 horas, aparece nauseas, vómito, dolor abdominal y aparecen manchas en la piel, intensa sed y baja la presión y otra es que de entrada el paciente no quiere comer nada, y le cambia el sabor de la comida, el paciente se deshidrata, tiene que ir a una guardia donde se le coloca suero, le damos agua con sal, el suero salino, alrededor de tres litros, el paciente mejora de la presión, y hay un grupo de pacientes que puede hacer hepatitis, lesiones en el corazón se puede poner confuso y el temor de que el paciente sangre, le bajen las plaquetas y eso altera. Aparecen manchitas rojas en la piel, con sangrado, pueden hacer caca con sangre o pueden vomitar sangre, es el dengue hemorrágico”.
UN DENGUE MAS GRAVE
“El problema en la Argentina es que este año hay una sensación de que este dengue es más grave que los anteriores, se refleja de hecho en la tasa de mortalidad que es de siete pacientes fallecidos cada diez mil y lo que dice la OMS es que lo tolerable es cinco fallecidos en diez mil. La Argentina está por encima, tenemos esta forma grave, no sabemos las causas. Tal vez porque ya hemos tenido varios brotes de dengue y cabe la posibilidad de que varias personas se vuelven a infectar, la forma en que tenemos es de muchos casos graves”, dijo.
“No queda claro el tema de la vacuna. Ahora en el mundo se trata de hacer una vacunación segmentada, no a toda la población, sino donde puede estar el virus todo el año, en las zonas donde el mosquito puede haber quedado, como es el caso de Chaco o Formosa. La vacunación puede ir a esa población donde está el reservorio del virus y sobre todo a gente joven que es la que más tiene el dengue, de 30 a 40 años”.
FUMIGAR NO SIRVE
“Salir a fumigar no sirve tanto porque el bicho lo tengo en mi casa, encima se adaptó. En poco tiempo pasarà a dormir al lado nuestro, el mosquito se humanizó y ya no es un mosquito de temperatura alta, y acepta hasta temperaturas menores. El mosquito mutó, se está adaptando a una nueva ciudadanía, salió de la zona rural y la ciudad le resulta cómodo y no tiene depredadores en la ciudad: no hay gorriones, que comen mosquitos, desaparecieron los gorriones, en Buenos Aires, no hay libélulas, que comen mucho las larvas de los mosquitos y no tenemos sapos. Tampoco tenemos murciélagos, no hay depredadores naturales y para los mosquitos en la ciudad hay mucha comida. Como todo depredador, prolifera cuando tiene comida y no tiene depredadores, el único depredador somos nosotros con el insecticida. Por eso tenemos que salir a buscarlo desde octubre, en nuestros hogares y que no hay ningún lugar con agua”, recalcó.