Parafraseando al cordobés Diego Tabachnik, la música tiene el don de hacernos viajar en el tiempo. "Recuerdos, atmósferas, sensaciones del pasado cobran vida con otra fuerza cuando suena la banda de sonido de nuestra propia historia.
Muchísimo más aún, si ese repaso se da en un entorno festivo y generacional como lo son las fiestas temáticas retro. Ahí radica el gran potencial de su éxito: nos dejan jugar por un rato con la hermosa ilusión de que se pueden detener las agujas del reloj". Eso pasó en gran medida en la Fiesta Vintage que organizaron un grupo de personas identificado como “Ideas Group” que ya se había hecho cargo de otras fiestas retro, como la que se hizo en Unión hace tiempo atrás con inusitado éxito. “Juntar muchas personas grandes, cuesta”, comentó Franco sobre lo que vio en la Fiesta.
Carlos Franco es el DJ que musicalizó la fiesta Vintage que se hizo en el patio de lLT6, recientemente. El DJ que hizo época en boliches endémicos como Brujas hizo un balance de lo acaecido, en ese festival que congrego a gente “mayor” (dicese de personas de más de treinta años).
Franco habló de esto en el programa “Magazine” que se emite por FM Norte con la conducción del licenciado Francisco Di Filippo: “Esto fue organizado por un grupo de muchachos, que algunos trabajan en la Municipalidad, entre ellos Sebastián Soler. Está bien esa apuesta porque no es fácil económicamente ese tipo de fiestas por el hecho de que la fiesta grande ya perdió la costumbre de salir y que no salen como los chicos todos los fines de semana. Entonces, juntar muchas personas grandes, cuesta. Y los costos son los mismos para una fiesta chica que para una fiesta grande. Jugarse con eso tiene más riesgo que hacer una fiesta para chicos. Yo los felicito”.
TODO CAMBIA
“La gente no se sentaba en ningún momento. Tenía ganas de baila. Hubo gente que no dejó de bailar en toda la noche. Arrancó y después seguían bailando. Hasta los lentos. Había muchas ganas de salir…y por ahí para esas personas no hay lugar”, dijo.
“Me jugué con algo de The Cure, Queen, por supuesto y puse algo de Depeche Mode y de Inx y veía cómo la gente cantaba y dije “acá se está armando algo diferente”, dijo.
TODOS HERMANADOS
“Una cosa es la música retro en un evento social donde uno está invitado y el 80 por ciento se conoce. Hay una energía donde todo salta. Vos te das cuenta de que hay una comunicación con el que está al lado. Acá pasó eso. En algún momento estaban todos en la misma sintonía que parecía que todos eran amigos, que todos eran conocidos”, dijo, asombrado el experto en música.
“Yo no digo que lo de antes era mejor. Son cosas diferentes. Yo tomo como un antes y un después. Hay un punto, es como que algo terminó y empezó otra cosa”.
“Comercialmente, hacer estas fiestas “retro” es un riesgo, hay una cantidad de gente que podes juntar que no es tanto como la que haces en otro evento…los chicos están en la energía de que reviente todo, sonido a reventar. La gente grande prefiere comodidad, la atención. Otra cosa que me sorprendió fue verte gente de 20 y pico de años, hasta el final. Fue muy variado. Hacer bailar a una generación es difícil, por ahí tenes a uno de 30 y allá a uno de 60 años. Es difícil pilotearla. Porque son décadas muy diferentes entre una y otra…con Miguel Mateos me reventó todo al poner “Tira para arriba”.
EL BRUJAS MISTICO
“Brujas tuvo dos etapas, la primera en la calle Tucumán. Ese era un Brujas. Después pasó a la calle 25 de Mayo que era otro Brujas. Son dos etapas diferentes. Ese Brujas de la primera época era muy místico. Era muy conocido en la provincia”, dijo.
ENGANCHADOS DE BRUJAS
“Uno, como DJ maneja estados de ánimo…en los enganchados hay algún tema que no conoce nadie y te mata todo el resto de la música y cayo la energía de la gente”.
“Voy a contar algo. En otra época había eventos sociales, como cumpleaños, casamientos y no había tantos DJ como ahora. Una época donde no había internet, ni computadoras, había que comprar la música. Y nosotros andábamos con el armado de los equipos todo el día. Y tenía que ir a poner música y siempre quedaba en el principio del boliche, que comenzaba mas tarde. Y tenía que armar algo para que “piloteen” hasta que yo llegara. Sebastián Soler era el iluminador. Le pido perdón. ¿Sabes las veces que le hice sufrir sobre la línea, diciéndole “veni, veni que está lleno”?. Y yo llegaba al boliche con una energía de otra cosa, de un 15 o un casamiento y tenía que entrar con otra cosa. Y Soler se bancaba con todos los enganchados…”, recordó.