Por César López – Técnico Superior en Turismo
Junto a su sable corvo fue conquistando los vientos de la libertad y en ese galope independentista se proclamó profeta y redentor. No solo es el padre de la patria, sino la luz de los pueblos libres de américa.
José de San Martin nació en Yapeyú en el año 1778, en el antiguo pueblo de las misiones jesuíticas, en lo que hoy conocemos como la provincia de Corrientes. Falleció en el año 1850 a los 72 años en Francia, pero sus restos fueron repatriados a nuestro país. Originalmente su pueblo se llamó “Nuestra Señora de los Santos Reyes Magos de YAPEYÚ”, cuando las fronteras de Corrientes solo llegaban hasta los Esteros Del Iberá. Esta reducción fue el núcleo ganadero que abastecía a toda la nación guaraní y se erigió como el centro artístico más grande de las reducciones jesuíticas. Allí funcionó un gran centro cultural del arte guaraní y una escuela en donde se enseñaron las primeras letras.
Luego de la expulsión en América de los religiosos de la Compañía de Jesús, esas tierras quedaron bajo el dominio total de la Corona Española y en el año 1775 lo designaron Teniente Gobernador de Yapeyú a Juan de San Martin. En ese momento se afincó con su familia en una estancia y allí nació su hijo José Francisco de San Martin, Padre de la Patria o más bien, de aquellos buscadores de los vientos de libertad. Es injusto hablar de países, sabiendo que sus valores son el surco por el que deberían andar todas las culturas en América. Su figura tendría la estampa revolucionaria que inspire a enfrentar las injusticias e impulse a transformar el rumbo de los países de esta gran región de Sudamérica.
La casa natal del Santo de la Espada, se encuentra en ruinas bajo la custodia de un templete y sus fieles granaderos que enaltecen nuestra historia. Los bandeirantes, hombres brasileños, invasores que buscaban tierras y esclavos, saquearon e incendiaron lo que quedaba de los pueblos misioneros, incluyendo el primitivo hogar de San Martin. El templete donde se rinde culto a la memoria de nuestro prócer, data del año 1938, realizado por el arquitecto Rafael Orlandi con un diseño neocolonial que fusiona distintos estilos europeos, declarado Monumento Histórico Nacional. En su interior se conserva urna con las cenizas de sus padres desde el año 1998. Este patrimonio se distingue por ser uno de los atractivos turísticos más destacados de Corrientes, pertenecientes al corredor de la R.N. N°14 que bordea “el río de los pájaros”. El corazón de Don José, correntino de las misiones, descansa en la catedral de Buenos Aires, en un sarcófago vigilado celosamente por sus granaderos y tres esculturas femeninas que recuerdan a Chile, Perú y Argentina.