Por César López – Técnico Superior en Turismo
El prócer argentino, levantó, por primera vez, la enseña celeste y blanca, en la ciudad de Rosario, Santa Fe. Hoy allí, a la vera del Paraná, se erige el monumento a la bandera, una obra de arte que simboliza la nave de la patria surcando las aguas del mar de la eternidad, en procura de un destino glorioso.
En febrero del año 1812, en la incipiente Villa del Rosario, Belgrano enarboló el patrimonio más representativo que nos ilumina y ampara bajo un radiante Sol de Mayo. Esa es una de sus mayores herencias, la bandera argentina; confeccionada por Catalina Echeverria, testigo del juramento fundacional de este símbolo patrio. En ese mismo lugar, en Rosario, se encuentra un monumento en homenaje a nuestra enseña, realizado por el arquitecto Ángel Guido y Alejandro Bustillo, a pocos metros del Río Paraná. Inaugurada en el año 1957, revestida de travertino con partes de bronce, cargada de simbologías y efigies que exaltan los bienes culturales y geográficos de estas tierras. La obra está inspirada en la forma de un buque, dividida en tres sectores: La Proa y La Torre central, el propileo y el patio cívico que une ambas estructuras arquitectónicas. En la proa, se puede observar la escultura de una mujer con el torso desnudo, sosteniendo un estandarte, en referencia a la “Patria Abanderada”. La Torre alcanza los 70 metros de alto y su cúspide presenta un mirador para contemplar el horizonte infinito del litoral. Debajo, en su interior se sitúa la cripta, donde está una estatua de Manuel Belgrano en postura pensativa, sentado frente a la Cruz de Cristo que recuerda sus creencias arraigadas al catolicismo. Luego, aparece el Patio Cívico, allí se visualizan las escalinatas hacia el propileo que aluden el esfuerzo inconmensurable del pueblo, durante el periodo independentista, para crear el Estado Nacional. Ese camino en ascenso, nos encausa hasta un pórtico dotado de columnas, llamado propileo, diseño típico del arte griego. Aquí se ve encendido el fuego de la argentinidad, conocido como llama votiva, un homenaje a los caídos que han luchado por defender la patria. Este espacio, simboliza la concreción victoriosa de nuestro país que alcanzó su independencia de España, después de tanto tiempo de batallas, guerras y nombres valientes inscriptos en la historia. En este sitio de la memoria, descansa la mirada insondable del río que vio a nuestra enseña celeste y blanca en aras de la libertad. Aquí, en el vientre de este buque, hecho de travertino, continúan navegando los ideales virtuosos de Belgrano que imaginariamente como capitán dirige esta nave monumental, enclavada en Rosario, que va surcando las aguas del mar de la eternidad en procura de un destino glorioso.