(Escribe: Padre José Castillo).- La guerra se inicia con el desembarco de tropas argentinas (2 de abril de 1982) en las islas en un intento de recuperarlas del dominio británico, que desde 1833 (gobierno de Rosas) se encontraban ocupándolas. La ya decadente dictadura argentina liderada por Gral. Leopoldo Galtieri, frente al gobierno argentino, en un arrebato de pseudonacionalismo y como última carta a jugarse para justificar su inepto e ilícito mandato, decide realizar una acción militar y forzar así una solución favorable a sus intereses, afirmando de una vez por todas la soberanía sobre los archipiélagos del Atlántico Sur, en disputas desde años con el gobierno británico.
El conflicto finaliza con la derrota argentina, (14 de junio) luego de una cruenta lucha dispar entre ambos bandos (superioridad de las tropas inglesas) y por consiguiente la reafirmación del dominio británico en las islas. En tanto que para Argentina significó la caída de la Junta Militar que se encontraba al frente del país desde el Golpe de Estado del 76 y su reemplazo por un gobierno democrático (elección por voto popular de Raúl Alfonsín como presidente de la república en diciembre de 1983 que marcó el regreso de la democracia ennuestro país).
La guerra de Malvinas es una herida que aún no ha sanado en el pueblo argentino. Se entremezclan los recuerdos de quienes fueron al frente de batalla y cayeron en combate, el sentir patriótico, el anhelo de recuperar algún día las islas, el testimonio de quienes han vuelto de la guerra… Sentimientos de culpa y necesidad de reivindicación, el mandato de no olvidar la “gesta heroica” de hombres movidos por una pasión “argentina” que fue alimentada y alentada por un país que inconscientemente pensaba que ir a la guerra era como ir a un mundial de fútbol, arengando a través de una serie se spots televisivos que
pretendían avivar más aún “el fuego patriótico” (ver https://youtu.be/nYHT6_MzRDc)
Malvinas genera eso y mucho más. Tal vez algún día pueda llegar a cicatrizar ésta herida, en tanto ello no dejar de ser una quimera, tan viva y real como lo fue el intento quijotesco de recuperarlas por las fuerzas…
Guerra de las Malvinas: “Una herida sin cicatrizar”
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