El equipo de Arroyito dio vuelta a un flojo Millonario y le sacó cinco puntos al Xeneize en la tabla anual rumbo a la Libertadores. No había que ser un avezado analista de fútbol para advertir, en la previa de Rosario Central-River, que Jaminton es la principal carta ofensiva del equipo de Miguel Ángel Russo.
Pues el CARP no pareció tenerlo demasiado en cuenta: el colombiano fue una pesadilla primero para un Santiago Simón que en el rol de lateral derecho hasta acá siempre ofreció mejores prestaciones ofensivas que defensivas y luego para un Herrera de rendimiento irregular en el año. Más allá de los nombres propios en la banda, que dan cuenta de un déficit que tuvo el campeón durante todo el año, River no tuvo, en Rosario, un plan para contener al punta de 23 años, que otra vez fue la llave para que el Canalla diera vuelta el partido, estirara su histórico invicto de 28 presentaciones como local y quedara en las puertas de la clasificación a la próxima edición de la Copa Libertadores, en una tabla anual que ahora tiene muy comprometido a Boca.
No será ese último dato el que explique el bajísimo nivel del 11 de Demichelis, desde ya: después de un buen arranque en el primer tiempo, la pasividad que mostró el CARP hizo match con muchas de sus últimas presentaciones en condición de visitante. Es, River, un equipo de diván. Uno que parece perder atención, intensidad e identidad en porciones iguales cada vez que sale del Monumental, al punto de que a esta altura cabe la posibilidad de preguntarse cuál es River y cuál no, si realmente tiene una identidad o si la tiene pero es tan frágil que se derrumba cuando cruza los límites de la Comuna 13 de la Capital Federal.

Por la contraria, Nacho Fernández, acaso el mejor de River, fue también uno de los primeros en salir: todo salió al revés para un entrenador que en proyección a futuro necesita resolver ya mismo la patología de un equipo que casi siempre juega tan mal de visitante que a nadie le podría parecer sospechosa una actuación así, aunque colateralmente perjudicara a Boca. El sábado fue el Gigante de Erroryito